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Comer deprisa puede perjudicar gravemente la salud

En la sociedad actual, el ritmo acelerado de vida nos impulsa a hacer todo rápidamente, y la alimentación no es la excepción. Sin embargo, comer deprisa, saltándose el tiempo necesario para saborear y procesar los alimentos, es un hábito que puede tener serias repercusiones en nuestra salud digestiva y metabólica. En Centro Medici, destacamos la importancia de la alimentación consciente y le explicamos por qué debe reducir la velocidad de sus comidas.

1. Afectación Directa al Proceso Digestivo

El proceso de digestión comienza en la boca. Cuando comemos rápido, tendemos a masticar menos. La masticación no solo tritura los alimentos, sino que también estimula la producción de saliva, que contiene enzimas esenciales (como la amilasa) para iniciar la descomposición de los carbohidratos.

  • Tragarse el aire: Al comer rápido, se traga más aire, lo que puede provocar distensión abdominal, gases y flatulencias.
  • Sobrecarga gástrica: Los trozos de comida más grandes llegan al estómago, forzándolo a trabajar mucho más para descomponerlos. Esto puede llevar a la indigestión, acidez y reflujo gastroesofágico.
  • Absorción deficiente: Si la digestión no se realiza correctamente, la absorción de nutrientes vitales en el intestino delgado puede ser menos eficiente, comprometiendo el estado nutricional general.

2. Riesgo Incrementado de Aumento de Peso y Diabetes

Comer deprisa está directamente relacionado con el aumento de peso y el riesgo de desarrollar síndrome metabólico y diabetes tipo 2. La clave reside en cómo nuestro cerebro percibe la saciedad:

  • Fallo en la señal de saciedad: El hipotálamo, la parte del cerebro que controla el apetito, necesita aproximadamente 20 minutos para recibir las señales hormonales (como la leptina, la hormona de la saciedad) que indican que el estómago está lleno. Si usted termina de comer en menos de 10 minutos, es muy probable que haya consumido más calorías de las necesarias antes de que el cerebro reciba el mensaje de parar.
  • Mayor ingesta calórica: Diversos estudios han demostrado que las personas que comen más rápido tienden a consumir un mayor volumen de alimentos por comida.
  • Resistencia a la insulina: La ingesta rápida de alimentos, especialmente aquellos ricos en carbohidratos, provoca picos de glucosa más abruptos. A largo plazo, esta práctica puede contribuir a la resistencia a la insulina, un precursor de la diabetes tipo 2.

3. Impacto en la Salud Mental y el Estrés

La alimentación no es solo un acto físico; es también una experiencia mental. Comer rápido a menudo se hace bajo estrés o distracción (frente a la computadora o el televisor).

  • Alimentación inconsciente: Al no prestar atención al sabor, textura y olor de los alimentos, perdemos la conexión con lo que estamos comiendo, lo que reduce la satisfacción y promueve la búsqueda de más comida poco después.
  • Aumento del cortisol: Si comemos estresados, el cuerpo libera cortisol, una hormona que no solo ralentiza la digestión (ya que el cuerpo prioriza la respuesta de «lucha o huida»), sino que también está asociada con la acumulación de grasa visceral.

Consejos para Ralentizar el Ritmo

Adoptar la práctica de comer despacio es una inversión en su salud a largo plazo:

  1. Deje los cubiertos entre bocados: Es una técnica sencilla para obligarse a hacer una pausa.
  2. Mastique conscientemente: Cuente de 20 a 30 masticaciones por bocado, concentrándose en el sabor y la textura.
  3. Use platos más pequeños: Esto ayuda a controlar las porciones de manera visual.
  4. Hidrátese: Beba un sorbo de agua entre bocados para ralentizar el ritmo.
  5. Evite las distracciones: Céntrese únicamente en su comida, dejando de lado el teléfono, la televisión o el trabajo.

Cuidar la forma en que come es tan importante como lo que come. En Centro Medici, recomendamos integrar el mindful eating (alimentación consciente) como parte de un estilo de vida saludable y equilibrado.