¿Alguna vez has sentido que tus articulaciones te duelen más cuando hace frío o cuando cambia el tiempo? Muchas personas creen que el clima influye en el dolor articular, pero ¿es esto cierto o se trata de un mito?

En este artículo, te explicaremos qué dice la ciencia al respecto y por qué no debes dejar que el clima te impida cuidar de tu salud articular.

¿Qué es el dolor articular?

El dolor articular es una sensación de molestia, inflamación o rigidez que afecta a una o más articulaciones del cuerpo. Las articulaciones son las zonas donde se unen dos o más huesos, como la rodilla, el codo, el hombro o la cadera.

El dolor articular puede tener diversas causas, como la artritis, la artrosis, la gota, las lesiones, las infecciones o el uso excesivo. El dolor articular puede limitar la movilidad y la calidad de vida de las personas que lo sufren.

¿Qué relación tiene el clima con el dolor articular?

Muchas personas afirman que el clima afecta a su dolor articular. Por ejemplo, dicen que sienten más dolor cuando hace frío, cuando hay humedad, cuando hay cambios de presión atmosférica o cuando se acerca una tormenta.

Sin embargo, la evidencia científica no respalda esta creencia. Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Harvard, publicado en la revista BMJ, no hay una relación significativa entre el clima y el dolor articular.

Los investigadores analizaron los datos de más de 11 millones de consultas médicas realizadas por personas con dolor articular en Estados Unidos entre 2008 y 2012. Luego, compararon estos datos con las condiciones meteorológicas registradas en cada zona y fecha.

Los resultados mostraron que no había una asociación consistente entre el clima y el dolor articular. Es decir, no hubo más consultas por dolor articular cuando hacía frío, cuando había humedad, cuando había cambios de presión o cuando había tormentas.

¿Por qué creemos que el clima influye en el dolor articular?

Entonces, ¿por qué muchas personas creen que el clima influye en su dolor articular? Los expertos sugieren que se trata de un efecto psicológico o de un sesgo de confirmación.

El efecto psicológico se refiere a que el clima puede influir en nuestro estado de ánimo y en nuestra percepción del dolor. Por ejemplo, cuando hace frío o llueve, podemos sentirnos más tristes o menos motivados para realizar actividades físicas que nos ayuden a aliviar el dolor.

El sesgo de confirmación se refiere a que tendemos a recordar solo los casos que confirman nuestra creencia y a ignorar los que la contradicen. Por ejemplo, si creemos que el frío nos provoca dolor articular, podemos recordar solo las veces que nos dolió cuando hacía frío y olvidar las veces que nos dolió cuando hacía calor.

¿Cómo cuidar de nuestras articulaciones?

Independientemente del clima, es importante cuidar de nuestras articulaciones para prevenir o aliviar el dolor. Algunas medidas que podemos tomar son:

  • Mantener un peso saludable para evitar sobrecargar las articulaciones.
  • Practicar ejercicio físico moderado y adaptado a nuestras condiciones para fortalecer los músculos y mejorar la flexibilidad.
  • Evitar los movimientos repetitivos o forzados que puedan lesionar las articulaciones.
  • Aplicar calor o frío según nuestras preferencias para reducir la inflamación y el dolor.
  • Tomar analgésicos o antiinflamatorios según la indicación médica para controlar el dolor.
  • Consultar con un especialista en caso de que el dolor sea persistente o interfiera con nuestras actividades diarias.

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