Este mismo mes se ha publicado un meta-análisis y revisión sistemática de estudios en la revista Nature que nos arroja más datos interesantes sobre este tema: las personas sometidas a privación del sueño ingerían una media de 385 kilocalorías más al día, y además estas solían estar formadas por alimentos ricos en grasas y bajos en proteínas.

Otros estudios anteriores ya habían relacionado la falta de sueño con la ganancia de peso y el riesgo futuro de obesidad, como este de 2006 en el que se realizó un seguimiento a más de 65.000 mujeres durante 16 años.

¿Por qué se produce este aumento de peso? Si bien anteriormente se había relacionado la restricción del sueño con un descenso en el metabolismo basal y en el gasto calórico, este reciente meta-análisis apunta a que no es así: no se observaron cambios en estos dos factores a pesar de la privación de sueño.

Podría relacionarse entonces la ganancia de peso y el aumento de la ingesta calórica con la disminución de producción de la leptina, la hormona encargada de regular la saciedad, y el aumento de la grelina, la hormona que regula nuestro apetito. La alteración de los ciclos circadianos puede tener un impacto en la producción de estas hormonas, que afectan directamente al apetito y a nuestro peso.

Un descanso adecuado, de entre siete y ocho horas por noche, es beneficioso a la hora de regular nuestro apetito y de mantener un peso estable.

Bibliografía consultada | The effects of partial sleep deprivation on energy balance: a systematic review and meta-analysis (Nature, mayo 2017); Association between Reduced Sleep and Weight Gain in Women (American Journal of Epidemiology, 2006); Brief communication: Sleep curtailment in healthy young men is associated with decreased leptin levels, elevated ghrelin levels, and increased hunger and appetite (PubMed, 2004)

Fuente | vitonica.com

Menú principal