Dejar de fumar es una de las mejores decisiones que puedes tomar para mejorar tu salud y tu calidad de vida. El tabaco es una sustancia muy adictiva que causa graves daños en el organismo, tanto a nivel respiratorio, como cardiovascular, digestivo, nervioso y reproductivo. Al abandonar el hábito, el cuerpo empieza a recuperarse y a experimentar cambios positivos que se notan en diferentes plazos de tiempo. En este artículo, te explicamos cuáles son los beneficios físicos de dejar de fumar a corto, medio y largo plazo, y cómo puedes conseguirlo con la ayuda de Centro Medici.

Beneficios a corto plazo

Los beneficios de dejar de fumar se empiezan a notar desde el primer día. Al cabo de 20 minutos, la presión arterial y el pulso se normalizan, y la temperatura de las manos y los pies aumenta. Al cabo de 8 horas, el nivel de oxígeno en la sangre se eleva y el de monóxido de carbono se reduce a la mitad. Al cabo de 24 horas, el riesgo de sufrir un infarto disminuye y los pulmones empiezan a eliminar el moco y las toxinas acumuladas. Al cabo de 48 horas, se recupera el sentido del gusto y del olfato, y se mejora la circulación sanguínea. Al cabo de 72 horas, se respira mejor y se aumenta la capacidad pulmonar.

Beneficios a medio plazo

Los beneficios de dejar de fumar se consolidan a medida que pasan las semanas y los meses. Al cabo de un mes, la piel recupera su aspecto saludable y se reducen las arrugas. El cabello y las uñas también se fortalecen y crecen más rápido. Al cabo de tres meses, se mejora la función pulmonar en un 30% y se reduce la tos, la congestión y la falta de aire. Al cabo de seis meses, se disminuye el riesgo de padecer infecciones respiratorias, bronquitis o neumonía. También se mejora el sistema inmunológico y se previene la anemia.

Beneficios a largo plazo

Los beneficios de dejar de fumar son más evidentes a largo plazo. Al cabo de un año, el riesgo de sufrir una enfermedad coronaria se reduce a la mitad que el de un fumador. Al cabo de cinco años, el riesgo de padecer un cáncer de boca, garganta, esófago o vejiga se reduce a la mitad. También se disminuye el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular o una úlcera péptica. Al cabo de diez años, el riesgo de morir por cáncer de pulmón se reduce a la mitad que el de un fumador. También se reduce el riesgo de padecer otros tipos de cáncer, como el de páncreas, laringe o riñón. Al cabo de quince años, el riesgo de sufrir una enfermedad coronaria es igual al de una persona que nunca ha fumado.

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