¿Qué es el síndrome del intestino irritable y cómo tratarlo?

El síndrome del intestino irritable (SII) es un trastorno que afecta al estómago y los intestinos, causando síntomas como dolor abdominal, hinchazón, gases, diarrea o estreñimiento. Estos síntomas pueden variar de una persona a otra y pueden interferir con la calidad de vida. Aunque el SII no es una enfermedad grave ni aumenta el riesgo de cáncer, puede ser muy molesto y difícil de manejar.

¿Qué causa el síndrome del intestino irritable?

La causa exacta del SII se desconoce, pero se cree que hay varios factores que pueden influir, como:

  • Contracciones musculares en el intestino. Los músculos de las paredes intestinales se contraen para mover los alimentos por el tubo digestivo. Si estas contracciones son demasiado fuertes o duran mucho tiempo, pueden provocar gases, hinchazón y diarrea. Si son demasiado débiles o cortas, pueden causar heces duras y estreñimiento.
  • Sistema nervioso. Los nervios del sistema digestivo pueden enviar señales anormales al cerebro o al intestino, haciendo que se sienta más dolor o malestar cuando el abdomen se distiende por los gases o las heces. También pueden alterar el ritmo normal de las contracciones intestinales.
  • Infecciones o inflamaciones. Algunas personas desarrollan SII después de sufrir una gastroenteritis o una inflamación intestinal por una bacteria, un virus o un parásito. Esto puede dañar el revestimiento intestinal o alterar la flora bacteriana, que son los microorganismos que ayudan a la digestión.
  • Alimentación. Algunos alimentos pueden desencadenar o empeorar los síntomas del SII en algunas personas, como los productos lácteos, el gluten, las grasas, las especias, el café, el alcohol o las bebidas gaseosas. También puede influir la cantidad y la frecuencia de las comidas.
  • Estrés. El estrés puede afectar al sistema nervioso y al sistema digestivo, haciendo que el intestino sea más sensible y reactivo a los estímulos. El estrés también puede alterar los hábitos alimenticios y de sueño, lo que puede influir en la digestión.

¿Cómo se diagnostica el síndrome del intestino irritable?

No existe una prueba específica para diagnosticar el SII, sino que se basa en los síntomas y en la exclusión de otras posibles causas. El médico puede preguntar sobre la historia clínica, el estilo de vida y la alimentación del paciente, y realizar un examen físico del abdomen. También puede solicitar algunos análisis de sangre, heces o aliento para descartar infecciones, inflamaciones, intolerancias o alergias alimentarias.

El médico puede utilizar unos criterios llamados Roma IV para diagnosticar el SII. Estos criterios consisten en tener dolor abdominal recurrente durante al menos un día a la semana en los últimos tres meses, asociado a dos o más de las siguientes características:

  • El dolor se alivia con la defecación
  • El dolor está relacionado con un cambio en la frecuencia de las deposiciones
  • El dolor está relacionado con un cambio en la forma o apariencia de las deposiciones

¿Cómo se trata el síndrome del intestino irritable?

El tratamiento del SII se basa en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. No hay un tratamiento único que funcione para todas las personas con SII, sino que debe adaptarse a cada caso según los síntomas predominantes y los factores desencadenantes. Algunas medidas generales que pueden ayudar son:

  • Cambios en la alimentación. Se recomienda llevar una dieta equilibrada, variada y rica en fibra, evitando los alimentos que puedan provocar gases, diarrea o estreñimiento. También se aconseja comer en pequeñas cantidades y masticar bien los alimentos, beber suficiente agua y evitar el alcohol y las bebidas con cafeína o gas. Algunas personas pueden beneficiarse de seguir una dieta baja en FODMAP, que son unos azúcares que pueden fermentar en el intestino y causar síntomas. Esta dieta debe hacerse bajo la supervisión de un nutricionista.
  • Medicamentos. Existen algunos medicamentos que pueden aliviar los síntomas del SII, como los antiespasmódicos, que relajan los músculos del intestino y reducen el dolor y los cólicos; los antidiarreicos, que disminuyen la frecuencia y la cantidad de las deposiciones; los laxantes, que ablandan las heces y facilitan su expulsión; los probióticos, que son microorganismos que pueden mejorar la flora intestinal y la digestión; y los antidepresivos, que pueden ayudar a regular el sistema nervioso y a controlar el estrés. Estos medicamentos deben ser recetados por el médico según las necesidades de cada paciente.
  • Terapias psicológicas. El estrés, la ansiedad, la depresión o el trauma pueden influir en el desarrollo y el mantenimiento del SII. Por eso, algunas terapias psicológicas pueden ser útiles para manejar las emociones, mejorar el afrontamiento y reducir el impacto del SII en la vida diaria. Algunas de estas terapias son la terapia cognitivo-conductual, la hipnoterapia o la terapia de relajación.

Conclusión

El síndrome del intestino irritable es un trastorno común que afecta al estómago y los intestinos, causando síntomas como dolor abdominal, hinchazón, gases, diarrea o estreñimiento. Su causa se desconoce, pero puede estar relacionada con factores como las contracciones musculares en el intestino, el sistema nervioso, las infecciones o inflamaciones, la alimentación y el estrés. El diagnóstico se basa en los síntomas y en la exclusión de otras posibles causas. El tratamiento se adapta a cada caso según los síntomas predominantes y los factores desencadenantes, e incluye cambios en la alimentación, medicamentos y terapias psicológicas. El objetivo es aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente.

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